Señor, ten piedad de mi

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Señor, ten piedad de mí y líbrame de toda soberbia y engreimiento de saber para enorgullecerme, e inúndame con tu mirada misericordiosa.

Si mis pretensiones son desmedidas, ponme mi Señor de rodillas, para que mis ínfulas se me bajen y humilde sea. Aplaca, modera, Señor Jesús mis deseos y aspiraciones desmedidas si las poseo, para que descanse mi corazón de tantos afanes, como descansa el niño en el regazo de su Madre. Dame mi Dios la confianza y la humilde entrega al cumplimiento de tu Santa voluntad.

Te lo ruego, por la intercesión de María Santísima, cuyo testimonio de entrega y fidelidad, es mi deseo imitar, para tu mayor gloria y alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén