Oración por los sacerdotes

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Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Sacrificado, Tú que en un impulso
de incomparable amor a los hombres, Tus hermanos, hiciste brotar de
Tu Sagrado Corazón el Sacerdocio cristiano, dígnate continuar
derramando sobre Tus ministros, los torrentes vivificantes del Amor
Infinito.

Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en Ti; hazlos, por Tu gracia,
instrumentos de Tu misericordia; obra en ellos y por ellos, y haz
que, después de haberse revestido totalmente de Ti, por la fiel
imitación de Tus adorables virtudes cumplan, en Tu Nombre y por el
poder de Tu Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste para la
salvación del mundo.

Divino Redentor de las almas, mira cuán grande es la multitud de los
que aún duermen en las tinieblas del error; cuenta el número de las
ovejas descarriadas que caminan entre precipicios; considera la turba
de pobres, hambrientos, ignorantes y débiles que gimen en el
abandono.

Vuelve, Señor, a nosotros por Tus Sacerdotes, revive verdaderamente
en ellos, obra por medio de ellos y pasa de nuevo por el mundo,
enseñando, perdonando, consolando, sacrificando y renovando los lazos
sagrados del amor, entre el Corazón de Dios y el corazón del hombre.
Amén.

Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor responda siempre plenamente a
los fines para los cuales la quisiste; haz que se extienda y se
consolide y conquiste todas las almas al Reino dulcísimo de Tu Amor.
Oh, Jesús, he pedido Tu Reino. No es necesario que pida nada para mí,
tendré todo el resto por añadidura. Tú conoces lo que necesito; mira
y haz lo que Tu Corazón Te sugiera. Yo me confío a Tu Corazón, me
abandono en Tu dulce Providencia y, mientras, Te doy gracias por el
don de estas horas de intimidad Contigo. Te agradezco desde ya, unido
a María, por todos los beneficios que Tu Amor me reserva aún en el
tiempo y en la eternidad.
AMEN