Oración

Autor: Diócesis de Albacete (España)

 

Hay vidas apagadas y hay muertes luminosas:
Tu muerte, Señor, ilumina nuestras vidas.
Nuestras ciudades son inmensos cementerios
por los que los muertos caminamos muy deprisa,
corriendo siempre de una parte a otra.

Hay mucha muerte en nuestro mundo, ¿sabes?
hay mucho cadáver que camina
unos van a pie, otros van en coche-,
hay mucha soledad, tristeza, miedo,
hay mucho egoísmo y amargura:
hay mucha carne de sepulcro.

Tú te fuiste al sepulcro, Señor, con una estrella
y allí la abriste para encender el mundo
con luz de estrellas y temblor de noches.
Junto a Ti, la tristeza se hizo gozo,
la esperanza dio frutos de alegría,
... hasta la muerte se sintió iluminada.

Salga, Señor, de la tumba vacía
que habitaste en silencio por tres noches
la esperanza que el hombre necesita,
la luz que ilumine los caminos,
la fuerza que llena de vida nuestras vidas...