Oración por el dia del migrante.

Autor:  Mons. Rubén O. Frassia, Obispo de Avellaneda-Lanús

 

 

Señor, en primer lugar queremos darte gracias y reconocer  la capacidad de las generaciones pasadas de aglutinar grupos de inmigrantes muy diferentes en la unidad de la fe y en el esfuerzo común por construir una sociedad más justa y solidaria.

Te pedimos que sepamos apreciar cada vez más la importancia de que cada individuo y grupo aporte su propio don particular al conjunto.
Al mismo tiempo imploramos tu misericordia, porque  percibimos signos preocupantes de un quebrantamiento de los fundamentos mismos de la sociedad: signos de alienación, ira y contraposición en muchos conciudadanos nuestros: aumento de la violencia, debilitamiento del sentido moral, empobrecimiento en las relaciones sociales y creciente olvido de Dios.

Señor, como sociedad estamos llamados a mirar hacia el futuro, firmemente arraigados en la fe y en los valores transmitidos por las generaciones anteriores y dispuestos a afrontar nuevos desafíos –desafíos no menos exigentes de los que afrontaron nuestros antepasados con la esperanza que nace del amor.

Queremos pedirte, Dios de todos y Señor de la historia, de las Naciones y de los Pueblos, por todos los migrantes. Por todos aquellos que dejando su Patria han venido a nuestro suelo argentino, con sus anhelos, sus esperanzas y sus frustraciones. Ellos han forjado con nosotros nuestra querida Nación. Basta recordar nuestros apellidos para desde allí encontrar nuestras raíces.

Te pedimos tu ayuda, para que también hoy nosotros podamos responder con audacia, responsabilidad y generosidad a los desafíos de la hora presente.
Ayúdanos a reconocer que todo hombre es nuestro hermano. Tu eres el garante del equilibrio entre los hombres y los pueblos. Sabemos que quien quiere construir una vida prescindiendo de Ti, expondrá seriamente el respeto y la justicia entre los demás hermanos.
Sabemos que todo hombre tiene derecho a quedarse en su Patria, pero que también todo hombre tiene derecho a emigrar.

Te pedimos por los gobiernos, especialmente por el nuestro, y por la reciprocidad entre los mismos. Por la Comunidad Internacional para que se reglamente razonablemente  las migraciones pero que no se las limite con trabas burocráticas, comprometiéndose, más bien, en promover condiciones de vida más justas, teniendo en cuenta a sus familias y en especial a los jóvenes, respetando el mismo derecho a emigrar, como el derecho a no emigrar, para que los pueblos vivan en paz y dignidad en una comunidad integrada, Casa Común de todos.

Cada migrante hermano nuestro, es y tiene una cultura propia, quizá distinta a la nuestra, pero porque somos iguales,  podemos ser diferentes.
Se requiere seguir pensando y obrando con una verdadera política migratoria que suscite una real integración y no una mera asimilación. Es necesario encontrar programas que distribuyan bien y permitan un verdadero desarrollo en todo nuestro suelo argentino conforme a sus habilidades, capacidades y potencialidades.

Ayúdanos a trabajar coherentemente para que el bien sea verdaderamente bien.
Te pedimos por nuestras Iglesias y por los credos religiosos que deben no solo acogerlos, sino ayudarlos a su verdadera inserción en la Comunidad y en la Sociedad.

Como vemos, Señor, necesitamos tu ayuda, pues solo no podemos. Danos la fuerza para seguir trabajando, recordando como Tú nos sugieres: “que obras son amores, y no buenas razones”.Ilumínanos para que, superando los desafíos y los riesgos, podamos tratarnos como verdaderos hermanos, ya que su suerte y su destino también es nuestra suerte y destino. De esta manera, podamos contribuir con calidad de vida y de respuesta a la ansiada Civilización del Amor.

Recordando las palabras de tu Hijo: “Era extranjero y me recibieron en su casa” (Mt.25,35), danos la fortaleza para que prevalezca no el interés individual, egoísta,  sino la solidaridad basada en la dignidad de la persona humana, la protección de los derechos humanos y la fraternidad universal. Así sea.

Mons. Rubén O. Frassia
                                                              Obispo de Avellaneda-Lanús
                                               Presidente de la Comisión Católica de Migraciones

 

Buenos Aires, 4 de septiembre de 2008