Me haz conquistado, Señor

Autor: Michel Quoist



Señor, Tú me has cautivado y no he podido resistirte.
Largo tiempo escapé, pero me perseguías, yo corría en
zigzags, pero Tú lo sabías. Me alcanzaste. Y yo me debatí.
¡Me venciste!

Y hoy heme aquí, Señor: he dicho "sí" cansado y sin
aliento, a pesar mío casi. Yo estaba allí, temblando,
como un vencido a merced del vencedor, cuando Tú pusiste
sobre mí tu mirada de Amor.

Ya está hecho, Señor, ya no podré olvidarte, en un instante
Tú me has conquistado, en un instante Tú me has cautivado,
has barrido mis dudas, mis temores volaron. Te reconocí
sin verte, te sentí sin tocarte, te comprendí sin oírte.
Ya estoy marcado con el fuego de tu amor, ya está hecho:
nunca podré olvidarte.

Ahora yo te sé presente junto a mí y trabajo en paz bajo
tu mirada de Amor, ya no he vuelto a saber lo que es tener
que hacer esfuerzos para orar: me basta con levantar los
ojos de mi alma hacia Tí para encontrar tus ojos y no hace
falta más: nos comprendemos, todo está claro, todo es paz.

Señor, sigues haciendo el vacío en torno a mí, pero ahora
de un modo muy distinto: es que Tú eres demasiado grande
y eclipsas todas las cosas. Todo cuanto yo amaba ahora me
parece bagatela, mis deseos humanos se funden como cera
bajo el fuego de tu Amor. ¡Qué me importan las cosas!
¡Qué me importa mi bienestar! ¡Qué me importa mi vida!
Ya no deseo más que a Tí. Tan sólo a Tí te quiero.

Los demás van diciendo "Está loco". Pero son ellos,
Señor, los que lo son. Ellos no te conocen, ellos no saben
de Dios, ellos no saben que no se le puede resistir.
Pero a mi... a mí me ha cautivado, Señor y yo estoy
seguro de Tí. Tú estás aquí y yo salto de gozo, el sol
lo invade todo y mi vida resplandece como una joya, todo
es fácil, todo es luminoso, todo es puro, ¡todo canta!

Gracias, Señor, gracias.

 Amen