Oración del peregrino

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¡Grande eres, Señor, y muy digno de alabanza!
¡grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene medida!.

Y pretende alabarte un hombre, pequeña migaja de
tu creación. Precisamente un hombre que lleva
entorno suyo la mortalidad, que lleva a flor de piel
la etiqueta de su pecado y el testimonio
de tu resistencia a los soberbios.

A pesar de todo, pretende alabarte un hombre,
pequeña migaja de tu creación. Y eres tu mismo
quien le estimula a que halle satisfacción
alabándote, por que nos has hecho para ti y nuestro
corazón esta inquieto hasta que descanse en ti.
(Confesiones 1,1,1)