Oración a Cristo

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¡Oh Salvador y Señor mío Jesucristo! Crea en mí el deseo de buscarte y, buscándote encontrarte y, encontrándote, dame que te ame a fin de redimir mis pecados pasados y poder plantar con tu gracia todas las virtudes.

Apaga en mí todos los afectos desordenados, y enciende en mi corazón la llama de tu amor.
Quítame el espíritu e instinto de soberbia, vanagloria y presunción y dame el tesoro de la humildad. Destruye la ceguera de la ira e impulsos instintivos y crea en mí la paciencia y la verdadera mansedumbre.

Quítame el rencor, la frialdad e indiferencia del corazón y concédeme que a todos ame siempre con obras. Destruye en mí la mentira, el fingimiento y toda la acción hipócrita y dame amar la verdad , decir siempre la verdad y vivir en la verdad.

Quítame la inconstancia en el bien emprendido y en el trabajo obligado.

Destruye en mí la glotonería, la murmuración, la codicia de bienes, de aprecios mundanos y afectos desordenados, el feo vicio de la adulación, el juicio no necesario, la contumacia en la propia opinión y decisión, la ociosidad y el mal empleo del tiempo, la severidad impulsiva con los hermanos, la impiedad con la familia y allegados.

Dígnate complacerte de mí como buen samaritano y concédeme: la misericordia entrañable, ser diligente y generoso en atender a los pobres, perdonar de corazón a los que contra mi pecan, paciencia y serenidad en las adversidades y templanza en las prosperidades y recibir humilde el perdón que me ofrezcan.

Sé tú el guardián de mi boca y el centinela de mis afectos. Destruye sobre todo la imagen engañosa e irreal de mí mismo y de la propia estima. Y haz que tenga bajo mis pies todas las cosas terrenas y esté deseoso y sediento de las del cielo.

Amén